«Yo (anti)racista. Una propuesta para trabajar el privilegio blanco»
Libro Jo antiracista. Una proposta per a treballar el privilegi blanc, Caliu Espai Editorial
En este libro, nuestra socia, Ana Cameros Zabala nos invita a trabajar el privilegio blanco a partir de una propuesta que conjuga teoría, ejemplos y elementos prácticos.
Aquí podemos leer un extracto del libro traducido por la autora:
Este texto es un intento de cuestionarme, repensarme y responsabilizarme desde mi privilegio1, también es una llamada a que el trabajo no se haga siempre desde los lugares de opresión, sino que también se haga desde los lugares privilegiados. Siempre ha habido grupos no mixtos que comparten opresión, la incomodidad y la opresión lleva a juntarte y luchar por el derecho a la vida y muchas veces por la existencia misma, pero muy pocas veces (o el porcentaje es bastante irrelevante) ha habido grupos no mixtos que comparten privilegio para reflexionar cuál es el papel en las injusticias estructurales desde este lugar.
La violencia del tiempo
El privilegio (en este caso el privilegio blanco) nos abre muchas puertas y nos hace estar más cómodas, pero una de las cosas más valiosas que da el privilegio es tiempo, y lo explico, cuando vives atravesada por una opresión (en este caso por racismo) gran parte de tu tiempo se va en organizarte para luchar contra la opresión, hacer muchas más gestiones emocionales por las situaciones de racismo que se sufre, hacer pedagogía para que las demás personas entiendan la opresión, trabajar la propia opresión, la dificultad para pedir citas, la espera infernal de que llegue a tiempo un documento, los silencios administrativos, pagar las deudas que en muchas ocasiones comporta migrar, que sea más costoso hacer trámites, vivir en situación de alerta, tardar más en encontrar trabajo y casa por estereotipos y prejuicios, etc. Esto en número de horas es mucho, mucho tiempo.
Esta reflexión obviamente no la he hecho desde el privilegio, desde mi privilegio blanco esta violencia del tiempo nunca la hubiera visto, porque no la vivo. La he visto a través mis lugares de opresión, en este caso por mi identidad de mujer, y aquí entran las horas que he dedicado a leer, a compartir con mi compañeras y amigas, la gestión emocional de sentir miedo o inseguridad en cosas tan cotidianas como caminar por la calle, sentir la necesidad de aprender autodefensa feminista, sentir que no sé lo suficiente para hacer algo, esforzarme el doble para llegar al mismo sitio, la ausencia de eferentes, las veces en las que me he dado cuenta de que esto no me pasa por ser Ana sino por ser leída como mujer, etc. Desde que me di cuenta de que vivía esta opresión, esta violencia que yo le llamo “la violencia del tiempo” es una de las que más me ha dolido y me ha costado (y me cuesta) de gestionar. El tiempo invertido y que todavía invierto en el activismo dentro de los feminismos no ha sido una elección, ha sido necesidad.
Por tanto, este texto también es un llamado a la acción y a la inversión del tiempo desde el privilegio, porque entiendo que la lucha antirracista está liderada por personas racializadas, pero también espero que las personas blancas y payas trabajemos nuestro racismo y practiquemos el antirracismo. Porque debemos reparación al tiempo invertido. Y no solo eso, parte de la reparación de la herida colonial también tiene que ser económica, dejemos de esperar que las compas migrantes y racializadas vengan a dar charlas, conciertos, talleres, etc. a los eventos que organizamos (la mayoría de las veces sin ellas) de gratis, por militancia. Paguemos, facilitemos precios (de entradas, de consumiciones, etc.) y todo lo que se nos ocurra para contribuir a sus economías.
Elegir este tema también es un reto para mí. Y como todo reto también me atraviesan miedos e inseguridades. Supongo que es la primera vez que no voy a hablar de la opresión sino del privilegio. Necesariamente y por suerte esto me incomoda y es desde ahí desde donde quiero escribir para estar lo más atenta posible. Por tanto, este texto es un reto a mi inconsciente blanco, a mi racismo, a mi fragilidad, a mi supremacía blanca, es un intento de ver cómo salir y decidir cómo usar mi privilegio. También este trabajo desde lo individual quiere apoyar a que pueda tener una dimensión colectiva y pueda ser útil a otras personas blancas. Con este trabajo quiero dar un paso que me ayude a ver que el racismo también es problema mío y de todas, a responsabilizarme de mi parte y aprender, ojalá individual y colectivamente, a salir del trance del privilegio blanco. Escribo lo anterior y escucho dentro de mí a mis compas y amigas migras gritando: “¡traicionen su blanquitud!”.
Estoy segura de que me equivocaré, de que habrá temas que no estén bien explicados o tenidos en cuenta o que en unos años lea esto y quiera cambiarlo todo o partes. Esto es porque estoy en el proceso de aprendizaje y hay cosas que no sé hacer, decir, nombrar, etc. Por tanto, también hablo desde aquí, desde el proceso de aprendizaje, las ganas y también desde el no saber.
Es por esto que me gustaría que fuera un texto vivo, que pueda ir revisándose y modificándose. Es un recopilatorio de sabiduría e información de muchas personas que deseo que sirva de punto de partida, y si queremos seguir trabajando tenemos que seguir leyendo, escuchando y pagando las formaciones de personas racializadas que son las expertas en el tema.
Las formas
Este tema me interesa hace años, pero lo que me impulsó a investigar(me) y meterme profundo en el tema, fue la primera vez que escuché a una compañera racializada y migrada en un espacio feminista la frase “este no es un espacio seguro para mí”, esa frase se quedó haciendo eco en mi cabeza y en mi cuerpo. Necesité hablarlo mucho con compañeras blancas, salir de mi vivencia y entender que el mismo espacio no es lo mismo para según quien. Leer,
escuchar y callar.Una de las veces que escuché esta frase y en el que se abrió un debate en torno al tema me fui enfadada quejándome mucho de “las formas”, ¿por qué tienen que hablarnos así si “estamos en el mismo barco”? ¿no podemos tener una conversación tranquila?, ¿tienen que hablar con esa rabia y ese tono de voz?… más tarde (me costó años) me di cuenta de que “estar en el mismo barco” es muy relativo y tiene muchos matices, y también me di cuenta de que darle tanto espacio e importancia a “las formas” fue una excusa para esquivar y no querer escuchar el contenido.
Me di cuenta de lo opresiva y colonial que es la frase “pierdes la razón por las formas” cuando hablamos de un tema de opresión estructural. La razón no se pierde por las formas, a veces algunas formas son la única manera de que se escuche “la razón”, de que genere un impacto en la otra parte, a veces las formas vienen de haber aguantado demasiado. Hacer pedagogía y guardar las formas cuando estás en el lado de la opresión es opcional, no es obligatorio, solo faltaría. Aun así, desde el privilegio blanco en numerosas ocasiones lo exigimos.
(1) Es la consecuencia de una división estructural en la cual una parte oprime a la otra (legitimada por la estructura) y obtiene ventajas de esa situación jerárquica.
Jo antiracista. Una proposta per a treballar el privilegi blanc
Año de publicación: 2022
EAN: 9788412527940
Editorial: Caliu Espai
Idioma: Català
Número de páginas: 64
Precio: 12 euros (los beneficios de este libro van destinados a colectivos antirracistas)
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