Por Miguel Arce

La educación es un concepto muy amplio que abarca todas las facetas de la vida de cualquier persona, sea en el ámbito institucional o comunitario cotidiano.

Pero ¿Es posible educar en cooperación y respeto dentro de estructuras habitualmente competitivas?. Realmente es un reto dificil.

¿Se pueden interiorizar ideas y valores de apoyo mutuo y respeto en un colegio o instituto donde la entrada está presidida por los trofeos de aquel alumnado a quien se ha premiado por haberse enfrentado y superado a sus compañeras/os?.

¿Es lo más coherente que para conocer y “hermanarnos” con estudiantes de otros centros se continúen organizando competiciones deportivas entre ellas/os?

¿Qué ejemplo damos si los conflictos internos los solucionamos con partes y expulsiones?

Y en las reuniones de evaluación ¿Le damos más atención a tratar de atender a las necesidades de cada alumna/o o a su rendimiento académico? ¿Dónde queda la tención a la persona?

Es cierto, es difícil educar en valores como cooperación, valoración de la diferencia, apoyo mutuo… en estructuras rígidas, homogéneas y tan reactivas al cambio. Pero si es complicado significa que es posible.

Requiere mucha honestidad por nuestra parte y tomar plena consciencia de dónde estamos y qué podemos hacer.

Y lo más importante a mi modo de ver: para abordar esta difícil misión es necesario hacerlo en equipo, buscando complicidades y el apoyo de más personas. Ojalá lo consigamos dentro del propio centro, y si no lo encuentramos, pues fuera de él.

Fantaseo con que el IIFACE pudiese convertirse en un espacio de referencia y apoyo para aquel profesorado que desee realmente un cambio educativo.