Por Estefanía Lozano Cordón |


¿Habías escuchado antes el concepto de Círculos Restaurativos?

¿Los has practicado?

¿Tienes conflictos en tu organización, familia, grupo de amigos/as…?

¿Te gustaría saber más?

¿No sería maravilloso disponer de un lugar en el que los conflictos pudiesen tratarse, de forma que pudiésemos expresarnos y saber que nuestra verdad es oída por el otro? (Barter, 2010)

En la facilitación de grupos existen distintas miradas y herramientas para gestionar los conflictos. En este caso, vamos a explorar los círculos restaurativos los cuales se basan en una metodología de intervención inspirada en el aprendizaje, la participación y la toma de decisiones colectiva para reparar un conflicto. De forma global, esta herramienta entiende que cualquier vínculo puede sanarse bajo los valores de – inclusión, pertenencia, solidaridad y escucha activa- entre otros.

Estas prácticas restaurativas surgen del trabajo realizado por Dominic Barter en los años 90, quien desarrolló un sistema de círculos restaurativos para intervenir en los conflictos latentes entre las diferentes comunidades afincadas en las favelas de Brasil. De hecho, su intervención se basó en dialogar con habitantes de la Favela Santa Marta, con el objetivo de buscar y experimentar con ellos la mejor forma de resolver sus diferencias.

Pero… ¿en qué consiste concretamente?

El desarrollo de un círculo restaurativo se compone de tres fases en las que emerge la oportunidad de hablar y escucharse unos a los otros en una atmósfera de seguridad, respeto e igualdad. Primero, en el Pre-círculo, identificamos el conflicto y las partes expresan y escuchan empáticamente la experiencia. En segundo lugar, en el círculo, se genera un espacio para la comprensión mutua, la responsabilidad personal y se plantean los acuerdos para proseguir. Finalmente, en el post-círculo, se genera la revisión y evaluación de resultados.

Según Barter, cuando tenemos un conflicto las propias emociones pueden convertirnos en “sordos emocionales”, es decir, pueden ser tan intensas que nos dificultan conectar con el significado profundo de lo que la persona con la que estamos en conflicto nos dice.

Así pues – aunque muy potencialmente no siempre sea posible – los círculos restaurativos quieren generar un espacio donde los conflictos puedan transformarse en un diálogo que fluya entre ambas partes, para que del daño e impacto generados tengan la oportunidad de restaurarse.

Aprende más sobre la facilitación de grupos en: https://iiface.org

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