Por Elías López

Antes de abordar los beneficios, hemos de primero advertir, que una de las consecuencias claras del capitalismo atroz que seguimos reproduciendo, es sin duda alguna la soledad, ya que el capitalismo competitivo y jerárquico promueve el egoísmo de la indiferencia, la individualidad desconfiada, convierte a los ciudadanos en consumidores “eres lo que gastas” (en vez del compartir o reciclar, reutilizar etc..) y por tanto llenos de prejuicios y miedos, etc… y poco a poco nos vamos retrayendo e aislando, lo cual resulta toxico para el individuo y nocivo para la sociedad.

Excusas del estilo: que si con la prisa y stress no me paro a saludar, que yo no saludo a desconocidos me cambio de acera, que si del coche directo al garaje y al ascensor a casa y no me cruzo con nadie, poco a poco nos vamos quedando más en el vaso medio vacío amenazante y mezquino que en el lleno del amor y la abundancia. Este es el triunfo del capitalismo, el 25% de los hogares españoles son unipersonales, más de 5 millones de personas viven solas en casa, con el derroche energético y coste de vida que supone, ya que en la individualidad, somos mas débiles, compartiremos menos, consumiremos más, seremos masa fácilmente manipulable.

Las causas estructurales por tanto serian: la precariedad laboral y económica, la falta de cohesión social, las nuevas tecnologías, la escasez de espacios de encuentro y dialogo, la perdida de valores compartidos, como por ejemplo la empatía. Incluso los fundamentalismos radicales (religiosos, alimentarios, conspiranoicos), también nos polarizan en esta linea.

El caso es que nacemos con el corazón de querer ayudar al prójimo, en sus necesidades básicas, es parte de nuestra naturaleza esencial, aunque lo sigamos olvidando y es cuestión de recuperarlo. Para satisfacción y beneficio mutuo. En compañía felicidad, en soledad depresión. De hecho, los mayores niveles de depresión se dan en los países ricos capitalistas frente al tercer mundo mucho más tribal.

En compañía y en lo grupal, nos sentimos en casa, nos vincula con lo maternal, la protección, el cuidado, la compañía, el abrazo, el cariño, la ayuda, etc…. Parte de nuestra felicidad es estar en compañía recibiendo ayuda y también teniendo la oportunidad de ser solidarios con los demás.

Pero además como también tenemos una parte ciega en la que nos cuesta vernos a nosotros mismos, dentro del juego de la vida, que como almas encarnadas, venimos aquí a la tierra a crecer y evolucionar, por tanto necesitamos de los espejos de los demás, en aquello que nos cuesta y a la vez también podemos ayudar a hacer de espejos a los demás, por tanto en grupo, en red, en conexión con los demás aprendemos de la vida, mejoramos como personas, que es de lo que se trata, y todas y todos podemos ser maestros de todas.

Visualicemos un mundo, donde nos saludemos por la calle, donde compartimos lo material e inmaterial, porque nos nace altruistamente, donde convivimos juntos en casa y cocinamos juntas por ejemplo, en fin todo un arcoiris de posibilidades para construir una sociedad mucho mas poderosa, más amorosa y autentica con lo que realmente somos, seres sociables. Mas resilente a la vida. Menos derrochadora y por tanto más afín con el planeta tierra que nos da la vida y que no olvidemos sus recursos son limitados y por tanto de seguir así consumiendo sin parar (como si la tierra fuera un parque de atracciones) vamos abocados al ecocidio.

Te invito a que visualices, allá donde vives, la revolución a la que te invitamos que seas parte, la fortaleza grupal, el amor hecho amistad, la comunidad feliz en tu barrio, pueblo, ciudad, bioregión.

Por ti, por los demás, por los hijos y nietos, por las generaciones futuras, por la madre tierra.

UN ecoabrazo. JUNTAS LLEGAREMOS MAS LEJOS. SOMOS IMPARABLES.