Texto: María Rosendo y Júlia Vilageliú

Estamos en el tercer año del encargo de género dentro del iifac-e. Este encargo nace de la apuesta por comprometernos desde la facilitación con las problemáticas que enfrentan nuestras sociedades; retos y desafíos que nos urgen a posicionarnos si verdaderamente queremos contribuir con un cambio transformador en nuestras comunidades.

El racismo, las violencias machistas, el capacitismo, la homolesbobitransfobia, el clasismo y un largo etcétera amenazan y violentan cada día a millones de personas que son marginalizadas en nuestra sociedad únicamente por cometer el delito de ser quienes son.

El encargo para la introducción de la perspectiva feminista en el iifac-e ha querido, a lo largo de estos tres años, descentrar la mirada para ampliar la visión1 que del mundo tenemos. Pensar que como facilitadorxs no hacemos parte de las dinámicas de opresión que generan las desigualdades sociales es simplemente perpetuar la supremacía que nos permite seguir haciendo uso de nuestros privilegios.

La facilitación que el mundo necesita debe tener las gafas de la interseccionalidad puestas: poder mirar más allá de nuestro radio de confort en los ejes en los que ocupamos lugares privilegiados, posibilitando así poder entender las realidades de las periferias y cuál es nuestro papel en la deconstrucción de las dinámicas de opresión.

1Descentrar la mirada para ampliar la visión (Descontrol, 2018) es un ensayo de Florencia Brizuela y Uriel López sobre la necesidad de revisar el racismo y el patriarcado internalizado que todes llevamos dentro, de cara a poder hacer frente a las desigualdades del sistema heteropatriarcal.