Texto: María Gimeno Fernández

Y qué contar desde éste hermoso y complejo momento vital, puerperio, a los casi 9 meses de Naima ya empezándome a reencontrar con partes mías que fui construyendo y dejé aparcadas por no sabía cuánto tiempo. Me vienen ganas locas de retomarlas, como la marea cuando arrastra con fuerza queriendo regresarme a lo anterior, y a la vez grandes olas me caen encima frenando y recordando que ya no, que a otro ritmo, que me toca otra cosa, a veces salpicando amablemente, a veces como tsunamis que me recolocan en ese lugar donde sigo descubriéndome, donde continuo perdiéndome una y otra vez, lo cual permite volver a encontrarme, ahora y en cada reencuentro, diferente.


Sabía que necesitaría recursos, y como bien sabemos los que trabajamos con grupos, construir una estructura sólida previene de muchos conflictos, por ello años antes de la concepción me dediqué a armar cimientos, fue fácil y disfrutón ya que no tenía que llegar a acuerdos con nadie, más cuando ya el embarazo pasó a la realidad consensual, las estructuras me toca construirlas con el papa, con la mama de la hija del papa, y con la hija del papa. Y ahí buscando en la mochila de la facilitación, recursos para coger mi fuerza y poner límites, escuchar activamente, encontrar soluciones que cubran las necesidades de todo el sistema; participante-facilitadora, en un sistema familiar, durante mi embarazo… NO Hagamos las cosas bien… unas sesiones de terapia… después de 4 sesiones mejor una doula… y me ahogo en el caos, y sí, doy gracias a tantas herramientas que me han servido, a poder traer momentos de mataposición y mirarlo todo desde ahí con mi pareja, y reírme, para volver a revolcarme en el caos. Y llega el bebé, y qué maravilla descansar en todas aquellas estructuras ya armadas, y también dejar ir y no querer agarrarme a muchas otras que se armaron con esfuerzo e ilusión y no sirvieron para nada. Y más que nunca me veo en esta experiencia de dejar ir, de constante cambio, de regeneración del sistema, de gran evolución. Y como sabemos, esta gran evolución viene con conflictos a diario, siempre con grandes regalos detrás, muchos todavía por descubrir (socorro), y aquí mi gente llego al punto donde quería llegar:
Durante este viaje, una en el embarazo y otra en el puerperio, he propuesto dos espacios de FORUM-ZEGG abiertos en el pueblo donde vivo, las dos veces en mi exposición hablé de mis miedos, dificultades, y reforzando que maternar en este modelo nuclear es pesado y coloca mucha carga en mi compañero y en mí, y que solo en tribu se materna de una manera más amable y disfrutable. Las dos veces me llegó el mismo feedback: el privilegio de haber deseado ser madre y a las semanas serlo. Ese espejo me ha permitido ser más consciente de tantas personas, diversas, que entran en el procesos de formar una familia, encontrándose con dificultades de muchos tipos: la toma de decisiones ante la presión social para contextos no normativos, biologicismos, burocracias para poder ser madre padre o adre de tu hije: o te casas o adoptas a tu hije ante la “voluntad procreacional” como recurso de filiación (reconocido en el código cilvil de otros países como Argentina), grandes inversiones económicas, exposición a tratamientos físicos, hormonales durante años y sus repercusiones, FIV, método ROPA, o autogestión comprando esperma por internet, los intereses de mercado (“mercado de la esperanza”), la denegación de ayuda de la seguridad social por edad, viajar a otros países donde se pueden realizar gestiones que aquí son ilegales, “vientres de alquiler”, cuestionamientos éticos…


De esto habla el libro MATERNIDADES CUIR que hoy recomiendo. Una recopilación de Gracia Trujillo y Eva Abril, de diferentes relatos y voces de madres, trans* y cis, no heterosexuales y/o no heteronormativas, que me ha ayudado a ser más conscientes de mi privilegio y poder acoger con más consciencia estas realidades.


Abrazo a mi pequeña gran tribu Miguel, Ana, Andrea y ahora Naima, por tanto amor y acompañamiento.